23/09/2018

11.500 camiones de tierra para levantar metro y medio la isla de Zorrozaurre

Fuente: EL CORREO

El objetivo es proteger  la zona por si llegase  una avenida de agua como la de 1983 y teniendo en cuenta  el efecto del cambio climático en las mareas.

BILBAO. Lo de levantar una isla suena a acontecimiento mitológico. Como cuando Poseidón hizo emerger Mykonos, o cuando el dios Maui sacó a Nueva Zelanda del fondo oceánico. Pero aquí, en Bilbao, para levantar Zorrozaurre habrá que arreglarse con 11.500 camiones de tierra.

No es que la isla en donde la ciudad busca su futuro esté anegada ahora. Es que, para que unas inundaciones como las de 1983 no la dejen devastada, deberá ganar un metro y medio de altura sobre su cota actual. «Va a haber que hacer grandes aportes de materiales», avanza el concejal de Obras y Servicios, Asier Abaunza. Y ese momento está a punto de llegar. El año que viene «se va a licitar la urbanización de parte de la isla». En concreto, del norte y el sur, donde las cosas están más avanzadas en lo referido a gestión del suelo y descontaminación. Si se tiene en cuenta que Bilbao lleva dándole vueltas a Zorrozaurre desde 1995, la perspectiva de que las obras arranquen ahí mismo, a un año vista, lo convierte en un acontecimiento casi inmediato.

¿Por qué hay que ganar un metro y medio de altura? Porque es lo que piden los estudios hidráulicos. «Tiene que ver con la anchura del canal de Deusto», revela Pablo Otaola, gerente de la Comisión Gestora de Zorrozaurre. Son 75 metros, un 50% más de lo que había determinado la iraní Zaha Hadid en su proyecto inicial. «Lo hemos ampliado por ser segurolas». Además, a la hora de fijar la nueva cota se han tenido en cuenta los efectos del cambio climático, que elevará el nivel del mar. En fin, que barajando esas variables, y previendo el ataque durante la pleamar de una avenida de agua de las que llegan cada 500 años (como la de 1983), Zorrozaurre «necesita una cota de cinco metros aguas arriba (es decir, al sur), y 4,7 aguas abajo». Lo que implica ganar el mencionado metro y medio de altura sobre la situación actual.

Material de calidad

Claro, eso es mucho rellenar. Nada menos que unos 275.000 metros cúbicos de tierra, equivalente a lo que transportan 11.500 enormes camiones de 24 m3 de capacidad. ¿De dónde sacar toda esa tierra? En un principio se había pensado en utilizar el sedimento que está saliendo del canal de Deusto por las obras que están convirtiendo en isla la península de Zorrozaurre. Pero son tierras contaminadas. Además, ¿dónde guardarlas hasta que hagan falta? Por esto último, porque no hay sitio para almacenar tanto material, tampoco se va a utilizar lo que se está sacando de la obra de Termibus. Así que, dice Otaola, cuando llegue el momento habrá que ver qué tajos de enjundia se están ejecutando en el entorno y aprovechar esos materiales. También se echará mano de las propias excavaciones en promociones de viviendas próximas. Y, para completar, habrá que comprar áridos a canteras. Porque, claro, los rellenos deben ser de categoría. No vale cualquier tierra. «En su momento también fuimos acopiando suelos de calidad de los derribos en Zorrozaurre: esos materiales los machacamos para convertirlos en áridos de relleno y ahora están en la Punta Norte», dice Otaola.

En fin, que durante las obras de urbanización se extenderán los rellenos en la isla y, sobre ellos, se construirán las calles, los parques, los edificios... Bueno, en realidad la idea es simultanear ciertos trabajos para no hacer esfuerzos en vano. Así, los bloques de viviendas tendrán que excavar 1,5 metros menos, y los propios materiales que salgan de la cimentación y los garajes servirán para elevar la cota de la calle. Hacerlo todo al mismo tiempo también ayudará a la hora de instalar las redes de saneamiento y abastecimiento. Y, de hecho, el ganar más de un metro de altura en una zona tan llana como Zorrozaurre facilitará que las aguas negras discurran más holgadamente por gravedad. En otras circunstancias serían necesarios bombeos en puntos intermedios para moverlas, porque hace falta cierto desnivel, que en zonas llanas a cota 0 no hay, para que todo fluya dentro de las tuberías.

Todo eso está muy bien, pero hay un problema. En la isla existen edificios que se van a mantener. El Beta- 1, el Beta-2, el de Papelera, Pabellón 6, las oficinas de Vicinay... Es más, la parte vieja de Zorrozaurre, la zona de casas centenarias a lo largo de la calle Ribera de Deusto, va a seguir ahí. Y eso no hay manera de levantarlo un metro y medio. ¿Cuál será la solución?

Lluvias torrenciales. «En las viviendas existentes tenemos que garantizar su protección para avenidas que se producen cada cien años», continúa Otaola. Para ello, lo primero será construir un murete opaco, cerrado, de un metro de altura por el perímetro de la isla (en ciertas zonas su altura podrá ser algo inferior porque las calles no tienen una cota constante).

Entonces, ocurrirá una cosa curiosa. Los edificios ahora existentes (que estarán rodeados de taludes verdes) y las casas históricas quedarán bajo la cota del conjunto de la isla. Así que, ante una tromba de agua de lluvia, recibirán todas las escorrentías. Y si hay pleamar y la ría baja cargada, no hay posibilidad de desaguar al Nervión. De manera que se convertirían en enormes piscinas, en zonas irremediablemente anegadas.

Para evitarlo, para desaguar todo ese líquido embalsado, se van a construir dos tanques de tormentas, enormes depósitos subterráneos con capacidad para 2.100 metros cúbicos cada uno –uno a la altura del número 24 de Ribera de Deusto, y otro al lado de Artiach. Ahí se recogerá el agua de lluvia en momentos de pleamar, y se vaciarán en la ría durante la bajamar. También está previsto que su contenido, tras haber sido tratado, pueda utilizarse para el baldeo de calles y riego de jardines.

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