03/09/2019

El gran paseo que une San Ignacio y Deusto por la ría crece medio kilómetro

Fuente: EL CORREO

La urbanización de la margen derecha del canal culminará antes de fin de año y llegará hasta la rotonda frente al IMQ 

BILBAO. Se puede hablar de la urbanización de la margen derecha del canal de Deusto, o de construir el balcón limpio y sosegado desde el que San Ignacio y Deusto se van a asomar a las aguas del Nervión. Es la misma cosa. Es un revolcón enorme a una parte de la ciudad que solo es comparable, quizás, al ocurrido en Abandoibarra. Las obras para ejecutar el gran paseo comenzaron hace un año y avanzan rápidas para terminar, como estaba previsto, en noviembre. Pero con un añadido. 

En un principio, estos trabajos abarcaban el segmento de casi dos kilómetros que va desde Elorrieta hasta la salida de los túneles de Ibarrekolanda (los que traen la carretera que baja de Enekuri). «Pero hemos ampliado el contrato», explica Juan Carlos Sinde, gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre. El tajo se extenderá desde ese último punto hasta la esquina donde termina el edificio del IMQ. Es decir, junto a la gran rotonda a donde llega el tráfico desde el puente Euskalduna. Se trata de casi medio kilómetro más de paseo para el que se ha habilitado un presupuesto complementario de 1,7 millones de euros, que se suma a los 11,5 por los que se había contratado la obra a la unión temporal de empresas (UTE) formada por Viuda de Sainz, Lurgoien y Jaureguizar (en un principio su presupuesto de licitación había sido de 14 millones). 

Esta especie de añadido se va a ejecutar en dos partes. Primero se centrarán los esfuerzos en el tramo inicial, el que va desde los túneles al puente de Frank Gehry, de manera que se dé continuidad al paseo que viene desde Elorrieta. Según los planes de Sinde, todo ello estará terminado en noviembre. Y un mes después, justo antes de finalizar el año, se abrirá el segmento final que va desde el puente hasta la esquina del IMQ. Una zona que ya está abierta de manera provisional para que la gente pueda utilizarla pero que aún está pendiente de urbanizar en condiciones. 

2,4 kilómetros es la longitud del paseo que recorrerá la margen derecha del canal de Deusto y que se prolongará desde Elorrieta hasta el IMQ. El último tramo, de casi medio kilómetro, es una ampliación del contrato inicial.    

¿Quiere eso decir que antes de que arranque 2020 estará todo terminado? No. Pero casi. Lo único que quedará por abordar es el parque proyectado en la parcela que se ubica entre la sede de la ingeniería Idom y el pabellón de remo. Este tajo está condicionado por la construcción del puente que unirá la isla de Zorrozaurre con el barrio de San Ignacio, que irá justo en ese punto. Las obras fundamentales del viaducto ya están muy adelantadas: se ha estabilizado el terreno donde se asentará la estructura con columnas de grava, y avanzado los estribos de hormigón sobre los que se instalará el tablero. 

Contra inundaciones

Queda pendiente la guinda del pastel. La parte más vistosa. Poner el puente. El calendario que maneja el gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre apunta a que este mismo mes de septiembre comenzarán a llegar las primeras piezas de la estructura procedentes de Sevilla. En octubre arrancará el montaje, lo que supondrá todo un espectáculo porque la parte fundamental del viaducto es una sola y enorme pieza. El plan es que todo termine entre finales de este año y principios del que viene. Cuando esté listo, se iniciará la urbanización del nuevo parque de San Ig- nacio: una plaza de 6.000 metros cuadrados que tendrá una zona de juegos para niños y tres espacios cubiertos. 

El paseo en su conjunto, entre Elorrieta y el IMQ, tendrá entre diez y veinte metros de anchura, dependiendo de la zona. Habrá lugares de estancia con bancos, miradores, jardines, árboles y hasta un rocódromo. Se trata de que sea bonito, pero también práctico. En varias áreas se ha elevado la cota para proteger el barrio de posibles avenidas de agua, de modo que la zona peatonal opere, además, como dique de contención. 

Y no es la única maniobra que esconde esta obra como medida anti inundaciones. En su primer tramo, entre Elorrieta y la sede de Idom, oculta un tubo de 350 metros de longitud con capacidad para almacenar 620 metros cúbicos de agua de lluvia. Su función es hacerlo cuando los chaparrones coincidan con la marea alta, es decir, cuando el sistema habitual de evacuación no puede desaguar adecuadamente en el Nervión. Así que se crea este tanque para contener el agua dulce y, luego, soltarla a la ría cuando la marea descienda.

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